viernes, 16 de agosto de 2013

9 días.

La barrera de las dos cifras ha sucumbido al tiempo. ¿Nervios? A flor de piel, los que hacen que me comporte de la manera en que lo hago ahora. Irrespetuoso, más desordenado de lo normal, pasota... el mundo parece no entenderme ahora, pero soy yo el que no entiende el mundo. Estoy ultimando los detalles del viaje, aún me quedan algunas dudas por resolver y ciertos asuntos por hacer, pero en eso precisamente estoy algo más tranquilo. Intento aprovechar todo el tiempo al máximo, pero tengo el bendito problema de conocer y querer a tantísima gente y tanto que hacer... Ayer fue impresionante, una fiesta sorpresa, "¿a mí?" pensé yo. Sí, era para mí, y fue tan inesperado como reconfortante. La seguridad que te da el saber que aunque vayas y cuando vuelvas, tienes a tus amigos contigo. La expresión que mostré no reflejó mucha emoción, pero a buen entendedor, pocas palabras bastan, y en este caso, pocos gestos. Lo mejor de todo es que tengo aún más gente de los que despedirme y pasar aún buenos momentos. Como digo, la barrera de dos cifras ha caído, pero aún quedan fronteras por tirar. Solo espero que la gente que conozca en Canadá sea la mitad de buena que la gente que conozco aquí. Si eso ocurre, podré decir sin remordimientos que el año que me espera rozará lo sublime. Esto no para, ya seguiré informando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario