martes, 3 de septiembre de 2013

Margaretsville.

Me monté en el coche de Debbie, bueno, en verdad en el de su hijo Brandon, al que aun no conozco, pero creo que se parece mucho a mi. El coche, las cosas como son, tenía más mierda que la tirita del dedo de un mecánico. Aun no recordaba como hablar inglés, porque estaba pensando en mi gente y mi tierra, y en qué carajo estaba pensando cuando decidí irme un año a la otra puñetera punta del mundo. Luego comenzamos a charlar y me di cuenta de que Debbie era muy muy buena gente, y además de que era colega. Fue un viaje de 2 horas bastante largo, desde Halifax a Margaretsville, en lo que lo único que hicimos fue hablar, y empecé a desenvolverme un poco con el inglés, que llevaba un año sin hablar. Era muy tarde, como las 3 de la mañana aquí, las 8 am en España, cuando llegamos a casa. Nos esperaba Simon, el otro hijo de Debbie. Tiene 13 años y es un tanque, mide 1,81 el animal, pero todo lo que tiene de alto lo tiene de gracioso y de buen chaval. También nos esperaba Casey, su perrita, y los 6 cachorros que acababa de tener. Entré en la casa, y la primera impresión que me llevé no fue muy buena. Estaba todo algo desordenado, pero en cierto me daba igual, solo quería llegar a mi cuarto, abrir la maleta, pillar el pijama y dormir. Pero lo que es dormir, dormir como un lirón. El cuarto era algo simple cuando llegué, ahora lo he decorado un poco y es más habitable. Me acordé de Carmela y de Cifu, dos amigos míos que les encanta Harry Potter igual o incluso más que a mí diría yo, porque el cuarto parece sacado del primer libro, cuando Harry duerme en el hueco de la escalera de su tío, mi cuarto es un poco más grande, pero tiene la misma forma. Me levanté al día siguiente a las 4 de la tarde, comí algo y me llevé la tarde entera viendo películas con Simon (tengo NETFLIX!!). Estos primeros días han sido bastante extraños, las conversaciones por Skype, el twitter, el idioma, el hecho de que casi todo sea distinto de lo que estoy acostumbrado. De hecho creo que me estoy forzando a acostumbrarme rápido cuando eso no funciona así. Han pasado los días desde que llegué y he hecho un montón de cosas, he ido de compras, al parque de atracciones, me he dado paseos por la playa... pero lo que más me intriga es el día de mañana. No solo me intriga, estoy más nervioso que la comparsa que actúa antes que Juan Carlos Aragón en el Falla. Mañana es un día de los que no sabes como va a acabar, mañana empiezo el instituto. Estoy demasiado nervioso, porque no sé si caeré bien a la gente, no sé si daré una buena impresión, y lo peor de todo, no sé qué clase tengo mañana a primera hora, así que estaré deambulando por el colegio hasta que encuentre la clase en la que me toque. Solo espero que todo me vaya bien, porque mañana es un día muy importante. Después a ver también si mañana me levanto con las pilas puestas para hablar inglés, porque hoy por lo menos no me apetece nada. Lo que más coraje me da es que ahora los cabrones de mis amigos están de fiesta, por lo menos la beca se podría haber esperado a que acabase el verano para mandarme aquí. Ahora mismo son lo único que echo mucho de menos y que en cierto modo me hace falta para sobrellevar los que van a ser unos días raros. Ya os seguiré contando...

2 comentarios:

  1. Titooo, no te preocupes que vas a caer bien!!! Que vas a ligar muchísimo!! Jajajaja que tengas suerte en tu primer día!! jajajajaja

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    1. Graciaas ayala picha!! Supongo que irás del carajoo, suerte a ti también!

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