domingo, 1 de septiembre de 2013

Viaje a Canadá.

Lo dejé cuando Boris repartía zumitos, ¿verdad? Antes iba en el bus con Teresa, Javi y otra chica, que no recuerdo su nombre pero recuerdo que era muy guapa, por lo menos es lo que me pareció. Ahí acabábamos de facturar. El vuelo a París salía a eso de las 7 de la mañana, y bueno, me tocó con César el de Asturias al lado. Buen chaval, pero un poco pesado. Cuando llegamos, nos despedimos de algunos compañeros que habían cogido el vuelo a París con nosotros, ellos cogerían un vuelo a Toronto directamente en unas 5 horas, el nuestro nos llevaría a Detroit e íbamos con el tiempo justo para llegar a la puerta de embarque. Me despedí fugazmente de la mayoría de los compañeros, menos de Marina, que me despedí bien, con la que había cogido más confianza, será por ser andaluz jajaja. Tras cruzarme la terminal cagándome en las mulas de la maleta de pana y del portátil, embarcamos en el avión grande, el que nos cruzaría el charco. Esta vez tuve la suerte de que me tocó al lado de Silvia, una chica muy maja y guapa de Cantabria. La verdad que fueron unas ocho horas muy amenas, y la comida, para ser de avión, era una delicia. Creo que alcancé el nirvana cuando me quedé dormido escuchando el albúm Legend de Bob Marley, nunca había tenido una paz tan grande en mi vida. Llegamos a Detroit, pasamos dos o tres controles de seguridad allí, porque ya sabéis como son los yankees estos, que están locos perdidos de la cabeza. Ya en el aeropuerto de Detroit, me comí una hamburguesa de las que las ves y dices "No lo llame hamburguesa; llámelo ataque al corazón con pan", de estas típicas americanas que son más grandes de lo que parecen en la foto. No la mierda que os dan a vosotros en España con el McDonald's de Dios, sino hamburguesas buenas. Lo más gracioso es que no era de un restaurante ni nada, era del Wendy's, una franquicia de comida rápida, mi favorita desde entonces. Cambié euros por dólares americanos, y por primera vez en mi vida pude decir realmente que tenía 80 pavos. Porque todos sabemos que los euros no son pavos, reconozcámoslo. Con mis primeros 80 pavos me compré unas gafas con bigote, los 5 pavos mejor invertidos de mi vida, dos cafés del Starbucks y un paquete de patatas. Me saqué una foto, la de "hipspanadian", que salía con las gafas de bigote, el café de Starbucks y de morritos, muy hipster todo. El vuelo se retrasó, lo que me dio más tiempo para hacer tonterías por la terminal. De hecho, creo que hasta Aina y Xènia me hicieron un reportaje de fotos con la manta del vuelo anterior. Al fin, despegamos hacia Halifax con un poco de prisa, porque si no salíamos antes de las 8 y media, nos teníamos que quedar una noche en el aeropuerto de solipandi, que no pegaba nada, o quizás si. Del vuelo a Halifax no os puedo contar nada, solo que me levanté con la boca como una chancla y que dormí dos horas con el cuello doblao. Cuando nos bajamos del avión, pasamos un control de pasaportes y luego inmigración. Pillamos la maleta y abrimos la puerta a la salida de la terminal. Se me nubló un poco la vista, aunque pronto recuperé la conciencia de todo. Ya estaba en Canadá. De una vez por todas. 300 noches y 300 días en Canadá. Suena muy grande, lo peor/mejor es que lo es. Ya os seguiré contando... PD: Quería deciros que esto que escribo ahora mismo lo llevo un poco atrasado, cuando esté al día os lo diré. Una vez más, gracias por leerme, le da un poco de sentido a esto, ¿sabéis?

1 comentario:

  1. ¡Hola!

    Soy Marcos, también de Cádiz como tú, voy a pasar a cuarto ahora y me gustaría ponerme en contacto contigo para hablar un poco de la beca, porque la quiero pedir en enero y me interesa mucho escuchar a un gaditano :)

    Te sigo por Twitter, soy @Scharfhaus... si me sigues te mando un DM :)

    Gracias de antemano,

    Marcos

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